08 Nov Los nutricionales a examen
Sabemos que el consumo excesivo de grasas saturadas, azúcar o sal pasa factura a nuestra salud. En nuestra dieta hay que dar prioridad a los productos frescos, no procesados y de temporada. En relación a los alimentos envasados, es importante que estos sean cada vez más saludables, que contengan menos azúcar, menos sal, menos grasas o grasas de mayor calidad.
Entre los lineales del supermercado a veces es difícil saber a primera vista qué producto es mejor: leyendo las etiquetas de los productos envasados nos resulta complicado entender la información nutricional que aparece en ellas, lo que dificulta la tarea de elegir la opción más saludable o acorde a nuestras necesidades alimentarias.
En un post anterior revisamos la información que aparece en el etiquetado de los productos envasados. Una de las informaciones en la que cada vez más a menudo nos fijamos es la relativa a los nutricionales. Actualmente se trata de una información cuantitativa, que incluye elementos que pueden ser recomendables (como por ejemplo la fibra) o perjudiciales (como sería el caso de las grasas saturadas) aunque simplemente nos indica la cantidad, sin valorar cualitativamente si cierto nivel hace que el producto final sea más o menos recomendable.
Para mejorar la información relativa de los alimentos con relación a su calidad nutricional, la Comisión Europea tiene la intención de avanzar hacia el etiquetado común y obligatorio en 2022. NutriScore es el sistema europeo escogido para clasificar los alimentos al tratarse del que cuenta con más apoyo por parte de científicos y especialistas en nutrición, así como asociaciones de consumidores. Como todo algoritmo, ciertamente puede y debe ser revisado para perfeccionar o incluso excluir la clasificación de ciertos alimentos, como es el caso de algunas peticiones ya planteadas para el aceite de oliva, el jamón ibérico o algunos quesos.
La valoración global de NutriScore del alimento, asemeja un código de colores semafórico que va de la A, la mejor opción (en verde oscuro) a la E, la peor (en rojo), pasando por la B, C y D.
NutriScore valora tanto los aportes nutricionales positivos (contenido en frutas y verduras, fibras y proteínas) como los negativos (calorías, grasas saturadas, azúcares y sal) por 100 g o ml de producto. Su objetivo es comparar productos de la misma categoría, de forma que sea mucho más fácil dar con la opción más saludable.
El reto de la mejora de nutricionales también forma parte de los productos sin gluten desde hace años. A título de ejemplo, muchos productos elaborados a base maíz, al tener una carga calórica superior al trigo, según la lógica de NutriScore, podría suponer una penalización en la valoración entre un pan con gluten y uno sin gluten si ambos se consideran de la misma categoría.
Nuevas generaciones de panes sin gluten ya nacen con el propósito de ser una alternativa organolépticamente atractiva y nutricionalmente equilibrada.